CAFÉ FILOSÓFICO FLOR DE RETAMA - UNSCH - FACULTAD DE CIECIAS DE LA EDUCACIÓN - AYACUCHO

5 ago 2009

CAFÉ FILOSÓFICO FLOR DE RETAMA

¿LA LECTO-ESCRITURA ESCOLAR, UNA PRÁCTICA DE INTERCULTURALIDAD?

Víctor R. Tumbalobos H.
Departamento Académico de Lenguas y Literatura
UNSCH-Ayacucho

La Educación Bilingüe Intercultural, conforme el texto “Oralidad y escritura en la Educación Bilingüe (a propósito de interculturalidad) de Virginia Zavala, es un espacio de reflexión y análisis para los maestros y maestras porque ésta tiene como referente inmediato una serie de pertinencias e impertinencias, de correspondencias e incorrespondencias, principalmente, en relación a su práctica pedagógica en el aula.

La “interculturalidad” está considerada como un componente en la Educación Bilingüe, principal y solamente, en el área rural de la educación peruana. Un currículo intercultural es el que promueve “…el diálogo y la interacción respetuosa entre individuos y grupos con diferentes tradiciones simbólicas.” (V. Zavala)

El término “interculturalidad” no se entiende en su real dimensión porque hay quienes consideran que este componente de la educación se limita dentro de cada cultura buscando la homogeneidad y la intangibilidad, la quechua y la occidental, por ejemplo. Sin embargo, conforme las exigencias del contexto contemporáneo se debe promover la tolerancia y la igualdad entre los grupos culturales. Las culturas no deben considerarse “como entidades completamente autónomas que se respetan pero no se mezclan”. Al contrario deben ser consideradas “como entidades que deben estar en constante modificación y que necesitan una de la otra para enriquecerse.”, razón por la que la cultura quechua está en constante interacción con la cultura urbana y con valores más occidentales, y es así como va recreándose día a día.”

En la actualidad, tanto maestros y autoridades educativas, entienden que la interculturalidad es una parte del currículo escolar del área rural en la que se incluye temas de la comunidad, generalmente aquéllos que los niños conocen y practican en su vida diaria. El concepto de la interculturalidad abarca mucho más allá de lo restringido: Zavala, sostiene que la interculturalidad “…no solo significa contacto entre expresiones culturales diferentes, sino sobre todo diálogo entre ellas; un diálogo que promueve la interacción y el enriquecimiento mutuo,…” La interculturalidad es proponer un currículo incluyente y practicable en el contexto sociocultural del estudiante.

En su texto, a la interrogante ¿Es intercultural la enseñanza de la lecto-escritura?, V. Zavala, en referencia a la enseñanza de la lecto-escritura en el aula, responde que “la forma en que ésta se imparte nunca es intercultural.”, porque en la práctica se desarrolla la lecto-escritura dentro de la orientación netamente occidental, a la denomina “lecto-escritura escolar”.

La lecto-escritura escolar, de acuerdo a Virginia Zavala: “busca en el estudiante desarrollar el pensamiento abstracto, objetivo, lógico y racional, característica propia de la cultura occidental, razón por el que…“ El objetivo es la búsqueda del sentido desde un punto de vista intratextual, y no desde la relación que puede haber entre el texto y la realidad extratextual.

Por otro lado, existen diversas formas de practicar la lecto-escritura, diversas formas de leer, diversos niveles de lectura y también de escritura. Pero la escuela promueve solamente una forma de lecto-escritura: la occidental.

Virginia Zavala establece como características de la lecto-escritura, en una escuela bilingüe, lo siguiente:

a) Escritura impuesta como un fin en sí misma
b) Énfasis en los errores y no en los logros
c) Lecto-escritura como superior al discurso oral
d) Necesidad de ser explícito
e) Escritura fuera de contexto.

a) La lecto-escritura en la escuela se considera como un fin en sí misma, es decir que los niños y niñas aprendan solamente a “leer” y a “escribir”, es decir la forma (forma impuesta) y no así el fondo: la comprensión de lo que se lee y se escribe (forma autogenerada). La lecto-escritura escolar (occidental) resalta los errores y no los logros y se distancia de la oralidad.

b) Al respecto, Zavala sostiene que “escribir es una práctica equivalente a hacerlo sólo correctamente, es decir sin errores.”. Los niños y niñas conciben la escritura como algo difícil de alcanzar y aprender, cuando en realidad esta práctica debe ser al igual que la oralidad (una herramienta de comunicación de uso cotidiano).

c) La “lecto-escritura escolar” concibe a la lectura y escritura superiores al discurso oral. Además, “la escuela representa la oralidad y la escritura como modos lingüísticos totalmente separados”, es decir, la primera inferior y la segunda superior.

d) Sobre este particular dice: “no se puede escribir como se habla”. En la comunicación oral el mensaje se entiende más allá de la comunicación escrita, gracias a los referentes del contexto comunicativo, mientras que en una comunicación escrita las referencias son intratextuales. Esta es la razón por la que la lecto-escritura escolar (occidental) es sólo una aproximación al contexto cultural.

e) La “lecto-escritura escolar”, por dar énfasis a la forma del texto, resulta ser una actividad descontextualizada porque, además, persigue generalizar y categorizar abstractamente, lejana de las experiencias cotidianas de los niños y niñas.

Finalmente, la “lecto-escritura escolar” conforme las características presentadas por Virginia Zavala no es intercultural, porque la escuela considera a la actividad de leer y escribir como una práctica aislada o particular, una forma de relación específica.

Las formas de socialización difieren de la zona urbana y la zona rural porque los ámbitos culturales son diferentes. Los niños y niñas del ámbito urbano ya conocen la lecto-escritura antes de ir a la escuela; mientras los de la zona rural, recién conocen la lecto-escritura escolar en cuanto asisten a la escuela. La lecto-escritura para los niños y niñas de la zona rural es una práctica nueva y cuando se enseña de manera descontextualizada resulta improductiva y absurda.

En mi opinión, la interculturalidad en el contexto peruano no solamente debe limitarse en la inclusión en el currículo como un componente más de la actividad técnico-administrativa sino que se debe convertir en una metodología activa que promueva la verdadera interculturalidad, es decir la articulación y el intercambio cultural entre todas las culturas que entran en contacto, sin distinción de procedencia ni grados de desarrollo sino solamente como cultura, vale decir, el resultado del trabajo colectivo de largos periodos de vida de los grupos humanos.

La enseñanza de la lecto-escritura en el Perú no es intercultural (concuerdo con V. Zavala) porque las estrategias de aprendizaje de la lecto-escritura están diseñadas a partir de la concepción de la cultura occidental: importancia a la forma y no al contenido, considera esta práctica como un fin y no como un medio. Por ejemplo, la práctica de la lecto-escritura, principalmente en el área rural de la educación peruana, se lleva a cabo de manera impuesta y sin tener en cuenta el contexto sociocultural del alumno y la comunidad al que pertenece. De modo que esta práctica se convierte en “algo difícil” en su realización por parte de los alumnos porque ellos han recibido una educación cultural distinta.

La lecto-escritura, en mi consideración occidentalista, está orientada principalmente a perseguir que el niño o niña logre el aprendizaje de la forma de la lectura y escritura más no el fondo (me refiero a esta práctica ejercida en el área rural de la educación peruana), es decir, leer en voz alta y articulando correctamente las palabras; escribir correctamente conforme los moldes o prototipos de la escritura, dejando así las potencialidades innatas de los alumnos: su creatividad, su imaginación, sus expresiones auténticas de su cultura. En este tipo de prácticas se impone la intratextualidad antes que la extratextualidad.

Debemos entender que no sólo se puede leer y escribir en una sola dimensión sino que estas prácticas deben orientarse a una práctica multidimensional en la que las referencias intratextuales y las extratextuales se articulen de manera significativa en la elaboración del discurso escrito. Que el contexto sociocultural local y general tenga un punto de convergencia partiendo del entorno inmediato.

Respecto a las características de la lecto-escritura en una escuela bilingüe, señalado por V. Zavala, y conforme mis experiencias profesionales debo reafirmar que en la actualidad, y con los maestros en ejercicio de la función docente, se continúa poniendo en práctica la lecto-escritura occidental, es decir, es una forma coercitiva de educar a los niños y niñas del área rural bajo los cánones de otra cultura. Esta afirmación no significa que la lecto-escritura oficial está mal sino que su aplicación es impertinente, no está preparada para enseñar a leer y escribir a los niños de la cultura andina del Perú.

Siempre la lecto-escritura occidental se empeña en resaltar o identificar los errores antes que los aciertos. Esta es una práctica constante en la formación del hombre peruano en general. Encontramos que el peruano siempre se fija en los aspectos negativos antes que los positivos.

El “lector” (el que saber leer correctamente) y el “escritor” (el que sabe escribir correctamente) están considerados como “superior” en relación a las personas que solamente saben hablar. Esto significa que el discurso escrito es superior al discurso oral. No estoy de acuerdo con ello. La producción de textos orales y escritos tiene el mismo valor cultural, lingüístico y comunicacional.

Es importante distinguir las características de la oralidad y escritura porque de esto dependerá la comprensión del mensaje. En el primero, buscar el sentido del mensaje en el contexto situacional y en el segundo, en el intratexto.

Para concluir, la lecto-escritura occidental aplicada a la realidad andina del Perú resulta una actividad descontextualizada. Primero, porque enfatiza la forma del texto y segundo, porque persigue la abstracción y generalización que es propia de la cultura occidental. La cultura andina del Perú se caracteriza más por la objetividad, por la especificidad y la consideración del hombre y sus actividades de su entorno inmediato como práctica primordial y permanente.

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